Parar, pensar y actuar

Llevamos tanto tiempo siendo víctimas que ya naturalizamos esta condición y esto ha facilitado que líderes sagaces nos usen sin reparo. Christopher Lasch en El yo mínimo, puntualiza algo importante ahora que la efervescencia de la manifestación empieza a elevarse: “La herida más profunda causada por la victimización es precisamente esta: que acabamos afrontando la vida no como sujetos éticos activos, sino solo como víctimas pasivas, y la protesta política degenera entonces en un lloriqueo de autoconmiseración”.

Benditos sean los perros

No quiero a los perros desde la melosería, —no considero que sean hijos—, los admiro y los quiero desde la orilla en que Diógenes de Sínope, el filósofo perro lo hizo: desde la razón, desde el reconocimiento de sus conductas naturales que sobrepasan nuestras impostadas éticas y morales.

No poder poder

La llamada a la motivación, a la iniciativa, al proyecto, es más eficaz para la explotación que el látigo y el mandato. El sujeto del rendimiento, como empresario de sí mismo, sin duda es libre en cuanto que no está sometido a ningún otro que le mande y lo explote; pero no es realmente libre, pues se explota a sí mismo, por más que lo haga con entera libertad. El explotador es el explotado. Uno es actor y víctima a la vez.

Breve elogio de la gratitud

Vivimos en una época paradójica: presumimos el logro de acortar las distancias y estar conectados en cualquier momento, con cualquier persona, en cualquier lugar del mundo salvo que la región en la que se encuentre la persona con quien deseamos textear  o videollamar no tenga redes de internet, y esta es una dificultad que Elon Musk se ha propuesto erradicar con su proyecto StarLink.